Quería no pensar, no desear, no soñar,
caminar el la obscuridad hasta llegar el alba y guardar un poco más,
tras el camino encontré una rosa marchitándose con polillas al rededor, tan celestial,
la tome y la guarde,
a lo lejos pude observe un ángel,
lo busque en lo obscuro del camino,
lo encontré suspenso en la soledad pude sentir una vez más mi corazón latir
al ver sus ojos majestuosos observándome en la fría ansiedad,
sus alas extendida al viento, fue inefable aquel momento,
aquella rosa fue el regalo perfecto que le pude ofrecer,
quise iluminar su triste soledad
y pude observar de su rostro dibujar una sonrisa y una lagrima caer,
noche a noche vuelvo en aquella soledad tan solo anhelar a mi ángel de la obscuridad...

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